Algunos ven ya a Sergio Pérez como un contendiente al campeonato de la Fórmula Uno, esto tan solo por el hecho de estar en McLaren, pero él es claro “no he demostrado nada todavía”. Para ser considerado junto a Fernando Alonso, Sebastian Vettel, Lewis Hamilton o su propio compañero, Jenson Butto, aún debe dar varios pasos.
Si bien consiguió tres podios la campaña anterior con el equipo Sauber, considerado de media tabla, ahora las exigencias son mayores, pero para ello admite estarse preparando mejor que nunca, no solo en el aspecto físico, donde comienza a notarse un cambio corporal, sino también en lo psicológico y en el manejo —en Woking, él cuenta con un simulador de forma continua. De hecho, hasta en sus respuestas se nota un Checo Pérez nuevo, más maduro.
Sus metas no cambian. “Yo sé que se espera mucho de mí. Que gane el campeonato y es lo que yo espero de mí también. Si eso no pasa, él más triste, el más decepcionado, sería yo”, reconoció en una audioconferencia para apenas unos medios mexicanos previo a la segunda semana de test en Barcelona, la última de la pretemporada.
Sabe que a partir de ahora ese sueño puede concretarse, pero también deberá redoblar esfuerzos para ayudar a un equipo que desde 1998, no consigue un título de constructores y, que desde 2008 no alza una copa de pilotos, la última por conducto de Lewis Hamilton, quien se fue para Mercedes; algunos aseguran que por dinero, otros porque tal vez consideró en McLaren les será difícil vencer a Red Bull, Ferrari, Lotus y Mercedes en un futuro no muy lejano.
“Siempre va a existir la presión en McLaren. Es un equipo top en donde ganar carreras no basta, terminar segundo es un mal resultado. Esperemos que acabemos con esa racha que ya existe de muchos años que no se gana un título”, expresó.
Si esto fuera poco, el originario de Jalisco debe lidiar con el fantasma de Hamilton, en especial ante los reclamos de la prensa inglesa, que prefería ver a otro británico, como Paul di Resta (Force India), en el asiento vacante.
A ello se suman los comentarios de algunos competidores, quienes presagian una corta estancia del tapatío dentro de uno de los tres grandes, al considerar que no dará resultados. Desde su llegada a la F1, Checo ha tenido que soportar ser llamado un pay driver, gracias al apoyo económico que recibió de Carlos Slim Domit en su paso por Sauber.
“No me molesta lo que dicen, la realidad es que no. Que la gente hable lo que quiera. Los pilotos que digan lo que les parezca, todo eso no es algo que me moleste. Quien lo diga (que soy un piloto que ha pagado por su asiento) sería un poco tonto porque solo tendría que ver el coche y contar cuantos patrocinadores mexicanos tengo”, señaló.
Con dos podios de segundo sitio en su carrera (Malasia e Italia) espera que su primera victoria llegue con McLaren, pero tampoco se convierte en su prioridad: “Estoy con muchas ansias, con mucha hambre de ello, pero al momento que salga a la carrera en Melbourne, o cualquier otra, no arrancaré con la ambición de ganar a toda costa. Lo importante para mí es la constancia, sumar puntos en cada carrera. Ésa es la forma en que se consiguen los campeonatos”.
McLaren, un equipo diferente.
Sergio Pérez se mostró sorprendido por lo encontrado en el McLaren Technology Center, y es que en ese edificio futurista, donde no solo se desarrolla un equipo de Fórmula Uno, sino también los autos superdeportivos de la compañía, bajo esos cientos de millones de euros en presupuesto, existe una escudería donde cada empleado es más que un número “me siento como en casa, en una familia muy grande. Cuando llegué parecía que era un equipo frío, pero me he encontrado con todo lo contrario”, resaltó Pérez.
De hecho, admite que hacía mucho, desde sus años en la Fórmula Tres Británica, que no se sentía tan relajado como ahora, “antes tenía mucha presión y ahora disfruto estar aquí, con todo lo que hay a mi alrededor, estoy en una etapa muy feliz”.
De inmediato percató cambios en McLaren respecto a su anterior casa: “las diferencias más grandes son en cuanto a la gente, aquí la preparación es muy intensa”.
Y de hecho, ve una mayor comunicación con su compañero de equipo, Jenson Button, algo que no tenía con el japonés Kamui Kobayashi, “con Jenson me llevo muy bien. Él es muy directo, muy abierto y eso me sorprendió. No esperaba esa actitud de un campeón, que tuviera tanto interés en lo que yo sintiera o pensara del coche”.
Así, Checo afronta su preparación de cara a un año en el que no solo tendrá presión del equipo, sino también del exterior, pero que en caso de prosperar, lo pondría en un nuevo nivel; junto a Alonso, Hamilton, Button o Vettel y donde ser Pérez sería sinónimo de respeto.
[La Afición]