El nadador estadounidense Michael Phelps, mayor medallista en la historia de los Juegos Olímpicos y uno de los nominados al Premio Laureus, aprovechó hoy su estadía en Río de Janeiro, donde comparecerá esta noche a la gala del evento, para darle clases de natación a niños de una favela carioca.
Phelps visitó en la mañana de este lunes el Complejo Deportivo de la Rocinha, la mayor favela de Brasil, junto al nadador Chad le Clos, el joven sudafricano que le arrebató el oro al estadounidense en los 200 metros mariposa de los Juegos Olímpicos de Londres el año pasado, y al brasileño Daniel Dias, que conquistó seis oros en las piscinas de los Paraolímpicos de Londres 2012.
Dias, conocido como el Michael Phelps en los deportes paraolímpicos, también está nominado a los Premios Laureus que serán anunciados esta noche como mejor deportista del año pasado con minusvalía.
Los tres participaron en un evento de promoción del deporte entre niños pobres organizado por la Fundación Laureus.
El propietario de 22 medallas olímpicas, entre las cuales 18 de oro, entró en la piscina de bañador y le dio consejos a cerca de treinta niños que estudia natación en el complejo sobre cómo mejorar el desempeño en la pileta.
El estadounidense inicialmente respondió a una batería de preguntas de los pequeño y después nadó junto a los alumnos y a los otros dos consagrados deportistas.
Antes de despedirse de los menores, el medallista olímpico distribuyó gorros para piscina de la Fundación Michael Phelps y le colgó medallas a todos los alumnos.
«Esta es mi segunda vez aquí (en Río de Janeiro). Es una ciudad impresionante, increíble. Las personas que visitarán la ciudad para el Mundial (de fútbol de 2014) y para los Juegos Olímpicos (de 2016) podrán experimentar la ciudad aún más, podrán ver algo que no se ve en otras ciudades», afirmó el estadounidense.
En su primera visita a Brasil, en octubre del año pasado Phelps visitó la Villa Olímpica del Complexo do Alemao, un conjunto de favelas en la zona norte de Río de Janeiro que, así como la Rocinha, era controlado por narcotraficantes.
La Rocinha fue un fortín de las bandas de narcotraficantes en las últimas décadas y hasta noviembre de 2011, cuando su control fue retomado por las autoridades en una operación que contó con centenares de policías y el apoyo de blindados y helicópteros del Ejército.
El Complejo Deportivo de la Rocinha, construido después de la ocupación policial, ofrece cursos de 17 diferentes modalidades deportivas para cerca de 4.500 personas, principalmente menores.
[Central Deportiva]