Las guerras o el puritanismo ha generado que la entrega de los premios Oscar tenga mucha tela de dónde cortar en su historia.

En 2003 acababa de estallar la guerra contra Irak y los organizadores de la ceremonia pensaron que lo más adecuado era restar frivolidad al acto, así que cancelaron la fastuosa alfombra roja, por la que muchos modistas se quedaron con las ganas de ver sus creaciones en los cuerpos de las actrices y algunos actores.

Un año después se decidió retransmitir la entrega con un retardo de cinco segundos, como medida de seguridad para poder cortar si alguien quisiera mostrar algo no apto de su cuerpo, como hizo ese mismo año la cantante Janet Jackson durante el medio tiempo del Super Tazón en el futbol americano.

Pero la noticia más impactante fue que el productor de la ceremonia señaló que las cámaras no enfocarían a aquellas mujeres con escotes que estuvieran demasiado pronuciados.

Si esta política se hubiera puesto en práctica mucho tiempo antes, seguramente la cantante y actriz Björk habría recibido una reprimienda por su actitud.

Resulta que en el evento del año 2001 fue nominada al Oscar a la Mejor Canción Original por la película Bailando en la oscuridad y su llegada fue espectacular.

Acudió a la gala con un curioso vestido en forma de cisne, y en su paso por la alfombra roja se lo levantó y “puso” un huevo.

Y qué decir de lo ocurrido en la ceremonia de 1974, cundo un espontáneo exhibicionista apareció corriendo por el escenario de la gala llevando un signo de la paz. El presentador David Niven, salió de aquel comprometido momento diciendo que lo único que había logrado ese hombre era mostrar sus pequeñeces; el público rompió en carcajadas.

La contraparte

Pero no siempre las reglas de los organizadores son acatadas. Y tampoco el Oscar respetado.

Ha habido dos actores que lo han rechazado abiertamente.

En 1970, George C. Scott no aceptó el galardón por su papel en Patton porque no creía en la competición entre actores.

Algo que muchos defienden hoy, pero que en aquel momento parecía anormal.

También lo rechazó Marlon Brando por su papel en la película El Padrino en 1972.

En su lugar lo recogió una mujer india (que, luego se sabría, era actriz) quien reivindicó la discriminación que sufría su colectivo entonces en Hollywood. La imagen dio la vuelta al mundo y queda entre el anecdotario favorito de la estatuilla dorada.

La estatuilla representa un hombre desnudo con una espada que aguarda de pie sobre un rollo de película con cinco radios, cada unosimboliza una de las ramas originales de la Academia: actores, guionistas, directores, productores y técnicos. Fue elaborada en 1928 por el escenógrafo Cedric Gibbons.

[El Universal]