Ponen picante al Palacio de los Deportes

 La banda estadunidense satisfizo a los 20 mil seguidores que acudieron a su primera actuación en México

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Red Hot Chili Peppers

Abandonando el estilo minimalista que caracterizó los shows de Red Hot Chili Peppers por décadas, la banda dio una prueba de su incursión a la sorpresa visual y el estilo casi cinematográfico, al contar la historia de cada uno de sus show en imágenes, en El Palacio de los Deportes.

La evolución de la banda se descubrió con un concierto vistoso, luminoso y lleno de potencia, que un total de 20 mil espectadores aplaudieron y bailaron de un modo frenético, entregado y pendiente a cada movimiento y cada nota que la banda entregó.

Con toda la maquinaria musical comenzaron con “Monarchy of Roses” que sirvió para anunciar que Anthont Kiedis, Flea, Chad y John estaban en casa. Así pasaron los éxitos “Dany California”, “Otherside”, “Can’t stop”, “Hey (oh snow)”.

Kiedis, líder vocal, pero también espiritual, mostró que con gorra de trailero y bigote de actor porno sigue causando las mismas emociones con su voz y con su torso desnudo adornado con tatuajes, que cuando era el joven de manos inquietas y cuerpo dorado en Under the Brigde.

Flea, en español, expresó su gratitud por estar en México y señaló que era una “fiesta” el concierto, parte de su tour mundial que ahora pisa Latinoamérica y que hizo llover cerveza, volar camisetas y aparecieran mujeres en hombros, como si de una gran fiesta comunitaria se tratara.

Ya sin John Frusciante, al emprender una carrera en solitario, la alineación encantó a la audiencia, aunque algunos echaron en falta el sonido de la peculiar guitarra del músico; no obstante, hubo una sinergia entre aquellos que han seguido a la banda incluso por el paralelo universo de sus temas.

Para el cierre de esta edición se esperaban canciones que en la larga espera fueron para el público un bálsamo, que comenzó con “Under the Bridge”, acompañada por las luces de los celulares prendidos.

Aquellos quienes crecieron con la banda, disfrutaron discos previos al “Californication”, y vibraron con los temas que poco a poco dejaron de ser subterráneos para implantarse en las listas de reproducción de todo el mundo, como aquellos automovilistas que a pesar del enloquecido tránsito de la avenida Añil ponían el que consideraban el mejor repertorio.

Baile, risas, y coros fueron parte de una noche fría, que se calentó tema tras tema y en la que se demostró que son múltiples razones por la que el grupo encanta.

[Milenio]