Defendiendo a la mujer cavernícola

Dalilah Polanco y Lolita Cortés desean recuperar el papel original de los hombres en “Defendiendo a la Mujer Cavernícola”

lolitaportadaLola Cortés y Dalilah Polanco se avientan una pequeña pelota mientras memorizan sus diálogos. A veces no la “cachan” y tienen que ir por ella a uno de los rincones del salón de ensayos en el Centro Cultural Telmex.

La primera dice estar tranquila, mientras mira al director Jaime Matarredona. La otra admite de inmediato su nerviosismo.

“Pero prefierimos no pensar en el estreno”, exclama Lolita, al referirse a su próxima aparición en el monólogo Defendiendo a la mujer cavernícola, programado para el mes próximo.

Ambas, junto con Mariana Treviño, alternarán en esta obra que es la respuesta a Defendiendo al cavernícola, que durante 11 años protagonizó César Bono.

En la obra, dice el realizador Matarredona, se hablará de las parejas desde el punto de vista femenino, que ayudará a entender mejor todo lo que sucede en ellas.

¿Las mujeres son cavernícolas?

Dalilah Polanco: ¡De ninguna manera!, ¡somos una cosita preciosa de Dios!

Lola Cortés: En mi caso sí lo soy, pero lo que trata la obra es que en esta ocasión hablamos de cómo se han invertido los papeles, no sólo los hombres son cazadores y nosotras recolectoras.

Dalilah Polanco: Ahora hacemos cosas que antes sólo hacían los hombres, pero creo que ahora deberían liberarse otra vez ellos, para que las cosas vuelvan a ser como antes (risas).

¿Qué tan cavernícolas han sido en su vida?

DP: Mucho. Me crié entre mucho hombres, viví una vida de rancho en donde todos éramos iguales; si se quería algo, se tenía que hacer todo para conseguirlo, fueras hombre o mujer; a mí me ayudó mucho porque ¡no ocupo bueyes para nada!

LC: Mi casa fue cavernícola, mi madre fue recolectora y cazadora porque mi padre se fue pronto de casa y se nos educó de tal manera para que no dependiéramos de nadie, jamás.

¿Les han tocado hombres cien por ciento cavernícolas?

DP: (Risas) A mí la verdad me gustan los cavernícolas, esos hombres fuertes y grandotes con los que me siento protegida; me gusta sentirme chiquita y vulnerable porque es una sensación que casi no tengo. Pero también necesito a alguien que sepa que me dejaré chiquear, pero que en realidad soy una mujer fuerte e independiente y que quiero hacer cosas.

LC: ¡Claro! He tenido gente poca educada, cero culta, con cero sentido del humor y que dependen de uno, es horrible, por fortuna eso ya se fue.

Hay una frase que dice que detrás de un gran hombre, hay una gran mujer; detrás de una gran mujer…

DP: Nadie debe estar atrás de nadie, quiero alguien a mi lado.

LC: Un hombre maravilloso.

¿Qué ha sido lo más complicado de aprenderse el monólogo?

DP: Regularmente las mujeres hablamos en pocos minutos de muchos temas y nos entendemos; en la obra es pensar en qué momento hablo de los zapatos, la comida… es difícil.

[El Universal]