Se siente solo, pero se cobija en México

El cantautor dice que sus amigos poco a poco se han ido de esta vida

eduardo auteMinutos antes de comenzar su concierto gratuito, Luis Eduardo Aute había dicho que se sentía cada vez más solo porque gente de generación, se ha ido yendo de esta vida.

“¡Voy al sanatorio a acompañar a amigos!”, exclamó durante un encuentro con la prensa.

Pero cuando subió al escenario en el Jardín Hidalgo, de Coyoacán, más de 3 mil personas, de acuerdo con datos de las autoridades delegacionales, lo cobijaron con su cariño.

En primera fila, el actor Damián Alcázar (El infierno y La ley de Herodes), fue uno de los espectadores que aplaudió a cada momento.

Durante las dos horas que duró su recital, Aute, de 69 años, tuvo mensajes para todos.

De amenaza: “Haré todo lo posible para que no se arrepientan y me pidan volver la semana que entra”.

De aviso: “Cantaré las 11 canciones de mi nuevo álbum, sé que es un poco duro, pero también cantaré las de hace siglos”.

De vivos y muertos: “Una vez recorté las caras de una revista pornográfica y las de una revista de crímenes, luego las revolví y no pude diferencia entre ellas. Todos tenían los ojos entrecerrados y la boca abierta, entonces debe ser cierto eso de que la muerte debe ser un tránsito placentero”.

Y de esperanza: “Hay voces que están despertando en todos lados, Yo soy 132, aquí”.

Aute y su concierto llamado El niño que miraba al mar, es acompañado por tres músicos y con un discurso cada que canta una de las canciones seleccionadas.

Y contrario a lo que ocurre en presentaciones del Auditorio Nacional, el Palacio de los Deportes o el Teatro Metropólitan, no hubo vendimia de artículos del recuerdo. La explanada prácticamente se vio llena de sillas, una pantalla al lado del kiosko central y mucha gente parada tratando de ver a su ídolo.

Muchos de los que estuvieron presentes vieron el cortometraje más reciente del español que, se espera, vaya a festivales internacionales de cine para ser exhibido. Al menos eso es lo que se pretende.

Quienes aguantaron todo el recital, escucharon “Belleza”, “Al alba”, “Señales de vida”, “Latido a latido” y “Alevosía”. “Estamos en una etapa de auténtica obsesión por la privatización, Grecia ya no tiene soberanía, Portugal también; España, bueno, ustedes saben cómo no está, se están cerrando teatros, cines; en los grandes medios la cultura no existe, la cultura no conviene al poder, en ese sentido, cada vez estamos más solos”, había dicho a medios de comunicación.

Y sí. Es cierto que se siente solo. Pero Luis Eduardo sabe que el público lo quiere. Y Coyoacán se lo demostró. Incluso algunos con bebé en los brazos, no dejaron de seguirlo.

[El Universal]