Gravity: Una experiencia inolvidable

Excelente tanto en aspectos técnicos como dramáticos, la obra del mexicano Alfonso Cuarón es una cinta nunca antes vista 

gravedadDurante las entrevistas promocionales para “Gravedad”, al director mexicano Alfonso Cuarón le preguntaron cuáles habían sido las dificultades de filmar en el espacio. Ya sea porque se trataba de una broma o porque el reportero era demasiado despistado, a pesar de que todos sabemos que es imposible hacer cine en el espacio, podemos decir que con su nueva película Cuarón lo logró. No llevó sus cámaras a las estrellas, pero sí consiguió recrear de una forma exitosa y sumamente realista la experiencia de estar flotando en el espacio exterior.

La película tiene un argumento sencillo: el experimentado Matt Kowalski (George Clooney) tiene su última misión en el espacio con la Doctora Ryan Stone (Sandra Bullock), que tiene su primera experiencia en este lugar. Las cosas se saldrán de control cuando unos pedazos de basura espacial se estrellen con ellos, dejando a estos dos personajes incomunicados y flotando a la deriva. La historia transcurre así, en una inmensa soledad, donde los protagonistas deberán encontrar la manera de sobrevivir en este ambiente en el que parece no haber esperanza alguna.

¿Qué lugar más hostil que el de la soledad más absoluta? Cuarón (con un guión escrito en conjunto con su hijo Jonás) consigue crear la situación más adversa para mantener al espectador al filo del asiento. Y esta situación es retratada de forma espectacular, los efectos especiales son una maravilla visual que nos transportan al espacio exterior, empleando tomas largas, cuyo realismo nos absorbe de tal manera que no nos hace dudar ni por un instante del ambiente en el que estamos. Ayudado de una fotografía cuidada (realizada por el fotógrafo de cabecera de Cuarón, Emmanuel “El Chivo” Lubezki), la atmósfera de la cinta es una experiencia atrapante desde el principio.

Cuarón filmó desde la Tierra como si lo hiciera en el espacio. Una vez transportado el espectador de manera exitosa a un ambiente en el cual, en la vida real, sería imposible filmar, ya tiene la forma ideal para emplear su metáfora. Sin perderse en su apabullante forma, Cuarón cuida el fondo de su cinta: el argumento, el mensaje y el drama son llevados a cabo magistralmente, sobre todo gracias a Sandra Bullock, quien brinda aquí, sin duda, el mejor papel de su carrera. Poco sabemos de su personaje y el de Clooney, la cinta nunca emplea “flashbacks” ni nada por el estilo (todo, en su absoluta mayoría, transcurre en un ambiente sin gravedad), son los diálogos presentes las únicas herramientas que nos brindan, dejando en manos de la interpretación casi todo el trabajo.

Mientras que Clooney y Bullock son casi los únicos personajes que aparecen (los demás sólo son voces lejanas), pronto el peso cae en uno solo. Bullock se vuelve la protagonista absoluta y el personaje que ocupa casi todo el tiempo de la pantalla. Esto es un logro, tanto para la actriz de sostener todo el peso dramático en sus hombros, como para el guión de hacer un relato tan dinámico y entretenido con tan solo un personaje. Al pasar tanto tiempo con ella, sintiendo su peligro e incluso viendo su entorno en primera persona, conseguimos entenderla e incluso encariñarnos con el personaje a pesar de no tener más información. Ella habla a través de sus acciones y el tiempo que transcurre a su lado.

La película funciona tanto a gran escala (efectos especiales, suspenso y acción) como en escala pequeña (historia, digamos, momentos íntimos). De esta manera, la película puede ser apreciada de un sinfín de ángulos o varios a la vez, aportando a casi cualquier cinéfilo una experiencia satisfactoria. Los momentos de tensión y suspenso son emocionantes, los diálogos personales conmovedores, la fotografía un espectáculo visual. Cada ángulo y detalle de esta odisea es manejado con un cuidado que toca las fibras sensibles adecuadas. Como el espacio lo hace con los protagonistas, la película hace lo que se le antoja con el público y sus emociones.

“Gravedad” está llena de detalles, no sólo los detalles físicos que flotan por todos lados en la pantalla de cine, un sinfín de objetos minuciosamente colocados, con simbolismos que ayudan a la metáfora de Cuarón. La película está repleta de imágenes que son como símbolos para ilustrar temas más profundos y dar forma al objeto central que interesa al director: el renacimiento. Como las grandes películas, este tipo de cinematografía cuidada garantiza que la cinta puede ser vista muchas veces y en todas ellas encontraremos nuevos detalles, cosas que pasaron desapercibidas y que, de alguna manera, harán de cada vez que se vea la cinta, una experiencia nueva.

Como los clásicos de ciencia ficción, pasarán los años y la gente seguirá preguntándose ¿cómo hicieron tal o cual escena? Sin embargo (también como las buenas películas), la cinta trasciende todas las explicaciones técnicas. Uno se encuentra viendo la cinta, inmiscuido en una atmósfera tan hipnótica y en una historia tan atrapante, que no estamos pensando tanto en preguntas técnicas (esas podrán venir después), estamos completamente sumergidos en la trama y esta es quizá la cualidad más destacada de la cinta: su capacidad para meternos en la historia. Flotando perdidos, a través de los ojos de Bullock, “Gravedad” es una experiencia personal inigualable.

[Vanguardia]