Indígena peruana creía estar «embrujada»; tiene SIDA

Nela Kuja Chumpi, indígena peruana de 30 años de edad, pensaba que la habían «embrujado»; ahora sabe que tiene SIDA

mujer con sidaNela Kuja Chumpi, de 30 años de edad, es una indígena perteneciente a la comunidad de Achu, en la selva peruana. Hace un año comenzó a sentir extraños síntomas, pensó que la habían «embrujado».

«Me cansaba mucho, mi cabello se caía, tenía diarreas, náuseas y me dolía el cuerpo», declaró Nela a la BBC.

Su familia y conocidos le recomendaban que tomará infusiones de ciertas hierbas, en el centro de salud local lo único que le recetaron fueron analgésicos.

Nela estaba segura de haber sido «embrujada» y pensó que lo mejor era viajar a Lima para buscar un remedio efectivo, sus vecinos lograron reunir el equivalente a mil 200 pesos mexicanos para que pudiera hacer el viaje a la capital.

La indígena viajó en compañía de su esposo, dejando a sus cuatro hijos encargados en la selva. Nela no habla ni entiente el español.

Lamentablemente, en Lima la mujer fue diagnosticada con una avanzada infección de VIH, un cuadro de tuberculosis, Hepatitis C y desnutrición crónica, por los médicos del Hospital público Arzobispo Loayza. También encontraron que su esposo era seropositivo.

Aunque algunos trabajadores del Viceministerio de Interculturalidad donaron ropa para poder comprar los medicamentos de Nela, ella y su marido han regresado a su casa en la selva, sabiendo que no tienen posibilidad de superar la enfermedad.

Trasciende que el la lengua que habla Nela, el awajún, no existe un término que identifique al VIH o al SIDA. Sin embargo, la realidad de la enfermedad ha hecho que esta comunidad ahora no sólo conozca el término sino que lo padezca.

Los indígenas llaman a los portadores de VIH «jata VIH ajawai», y casi siempre está acompañado del término»jata susamu», «el que está embrujado».

77 por ciento de los casos de VIH y otras Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) reportadas en la región delAmazonas corresponden a población indígena, según cifras de la Dirección Regional de Salud. La mayoría de los indígenas sólo pueden ser diagnosticados cuando viajan a las ciudades, no obstante abandonan el tratamiento por su elevado costo y otras cuestiones familiares.

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