Mundial entre dudas en su organización

Renuncias de dirigentes, críticas por atrasos y corrupción, tensiones entre la FIFA y el Gobierno brasileño y de éste con los partidos de oposición -necesarios para la aprobación de leyes que permitan la celebración del Torneo-, han predominado durante los últimos meses.

Varios de los estadios presentan atrasos, pero es sobre todo el tema de la venta de cerveza el que tiene en vilo a la FIFA.

A pesar de que en Brasil está prohibido el consumo de bebidas alcohólicas en los estadios, el organismo mundial exige la desaparición de esa restricción durante el Torneo porque Budweiser es uno de sus principales patrocinadores.

Ello debería permitirse mediante la aprobación de la Ley General de la Copa, la cual se ha convertido en una especie de rehén político en el Congreso brasileño, donde partidos de oposición exigen el avance de otras leyes a cambio de dar el sí en el tema de la venta de cerveza.

“Perdón si puedo parecer un poco arrogante, pero esto es algo que nosotros no negociamos», aseguró hace unas semanas el Secretario General de la FIFA, Jerome Valcke.

El propio Pelé, Embajador del Mundial, reconoció que las “leyes” de la FIFA en este caso deben prevalecer sobre las brasileñas.

“Cuando nos propusimos albergar la Copa Mundial de 2014 y nos la adjudicaron, nos comprometimos a aceptar las reglas que impone la FIFA en la materia, que se sobreponen a las leyes nacionales de los países anfitriones”, manifestó.

En la FIFA defienden su postura con el argumento de que el Mundial se planea con presupuesto privado en su mayoría, a diferencia de lo que sucede con los Juegos Olímpicos, donde el país sede aporta la mayor parte de la inversión para su organización.

Sin embargo, mientras FIFA calcula que su inversión rondará los mil 200 millones de dólares, el Gobierno brasileño estima que su país gastará un total de 14 mil millones para la construcción y renovación de estadios, aeropuertos y líneas de transporte.

Esas diferencias originaron una crisis entre la FIFA y el Gobierno de Brasil hace unos días, sobre todo luego de que Valcke declaró que los organizadores necesitaban una “patada en el trasero”.

Eso provocó indignación en Brasil, cuyas autoridades aseguraron que Valcke no sería más su interlocutor. Ante ello, el dirigente se retractó y atrasó su viaje de supervisión a varias de las ciudades sede para que antes fuera el titular de FIFA, Joseph Blatter, para reestablecer las relaciones con la Presidenta, Dilma Rouseff.

LAS RENUNCIAS

Hombre fuerte del futbol brasileño durante 23 años, Ricardo Teixeira renunció a sus puestos en la Confederación de su país, en FIFA y, por tanto, a la Presidencia del Comité Organizador local del Mundial.

Aunque justificó su adiós por problemas de salud, el dirigente ha sido señalado por recibir sobornos para la concesión de derechos de televisión del Mundial desde los 90.

Antes, en octubre del año pasado, el Ministro de Deportes, Orlando Silva, uno de los principales encargados en la organización del Mundial y de los Juegos Olímpicos del 2016, también renunció luego de ser acusado por desviar fondos de programas gubernamentales.

LOS ATRASOS

Además del retraso en la Ley que permita la venta de cerveza durante el Mundial, varios estadios van por detrás de su calendario para ser remodelados o construidos.

La Copa del Mundo se jugará en 12 ciudades y sólo será el estadio de la ciudad de Recife el que será edificado desde cero para el Mundial. Los de Brasilia, Cuiabá, Manaus y Natal serán reconstruidos, mientras que los de Belo Horizonte, Curitiba, Fortaleza, Porto Alegre, Salvador de Bahía y São Paulo sólo serán remodelados.

De todos ellos, al menos los de Cuiabá, Manaus, Porto Alegre, Recife y Río de Janeiro presentan atrasos, además de que ninguno de los 12 tiene avances más allá del 56 por ciento de su construcción o remodelación.

Estos proyectos deben avanzar a la par de los emprendidos en aeropuertos, hoteles y transporte, ya que se estima que durante el Mundial habrá 4 millones de turistas.

El apuro es mayor, ya que la mayoría de las obras deberán estar listas un año antes de la competencia, en junio del 2013, para la Copa Confederaciones.

LAS CRÍTICAS

Por todo ello, figuras emblemáticas del balompié brasileño como Romario, actualmente Diputado, consideró que el Mundial significará el mayor robo de la historia en su país.

Además criticó que en su visita a Brasil, Blatter no se reunió con legisladores, que finalmente son los que deberían aprobar la mencionada Ley General de la Copa.

“¡Es una mentira descomunal! No será el mejor (Mundial) y vamos a pasar una vergüenza”, aseguró el ex jugador.

[MEDIOTIEMPO]