Familiares de algunos de los integrantes del grupo musical exigen justicia por la muerte de las 17 personas a manos del crimen organizado

Kombo_Kolombia_Noticias_MatamorosEntre bailes, música vallenata y nostalgia, fueron despedidos Mario Alberto Beltrán, «El España», quien tocaba la guacharaca, y Javier Flores, trompeta, integrantes de la agrupación Kombo Kolombia en Nuevo León.

Acompañados de sus amigos y familares arribó el cortejo fúnebre al panteón San Jorge, ubicado sobre la avenida Lincoln al norte de Monterrey.

«Puro Kombo», gritaban unas mujeres, quienes pidieron justicia por esta masacre perpetrada por un grupo del crimen organizado.

Un grupo amateur de la corriente vallenata llegó y comenzó a interpretar las canciones más representativas del Kombo Kolombia. Mario, «El Choco», amigo de los integrantes de la agrupación, recordó cuando tocaban en los camiones.

«Eran mis compas. Desde chavos nos ganábamos la vida tocando en los camiones, sin pena ni nada, nos gustaba lo que hacíamos», dijo el amigo.

José Antonio Villarreal, de 39 años, otro integrante de los 17 de la agrupación Kombo Kolombia, cuya única satisfacción era cantar y tocar.

«Tony», como le decían su familiares, ingresó hace seis meses al grupo musical del género vallenato, y nunca comentó de problemas con el crimen organizado, dijo su hermano José Alfredo.

«Nunca comentó nada de eso (que estuviera preocupado o atemorizado). Siempre decía que le iba bonito, que iban y tocaban y venían. Todo bien tranquilo. No, él no tenía temor», reveló su hermano.

El músico fue de las víctimas encontradas el pasado domingo con huellas de tortura en una noria del municipio de Mina.

Ayer sus familiares lo recordaron con cariño en la funeraria donde su cuerpo fue velado, ubicada en la colonia Ladrillera, en el sur de Monterrey. Sus amigos afuera entonaron unos temas de género vallenato.

Desde los 14 años, «Tony» tocaba la acordeón, talento que lo llevó a integrar agrupaciones como la Tropa Colombiana, el Escuadrón M-19 y Celso Piña. En Kombo Kolombia era corista del grupo. «Él no fue a ninguna escuela de música. Él todo lo aprendió escuchando, escuchando a los grupos colombianos que antes había», dijo José Alfredo.

A Villarreal Villarreal le sobreviven su esposa y tres hijos varones, cuyas edades son 6, 10 y 18 años, quienes viven en la colonia Constituyentes de Querétaro, en San Nicolás de los Garza.

[Vanguardia]