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En Matamoros hay inversionistas locales que tienen el capital necesario para la instalación de granjas avícolas, producir huevo para consumo interno y hasta para consumo de otros estados del país, tomando en cuenta que además este es el clima ideal para la instalación de granjas, sin embargo la actividad representa un trabajo exhaustivo que solo obtiene ganancias con los  volúmenes de producción similares a los que tiene el estado de Jalisco.

Amando Treviño, vicepresidente de la Unión de Comerciantes y Empresarios del Noreste (UCEN), expuso que se requieren inversionistas que realmente tengan la determinación de ponerse a trabajar de manera exhaustiva porque en el pasado se tuvo esta actividad en el noreste de Tamaulipas y se dejo de realizar por dos razones:

Una se debió a que el productor más grande de la región (Fernando Treviño)  se retiro de esa actividad aun cuando era uno de los productores de huevo más grandes del país por problemas laborales. Al desplomarse la actividad de este gran productor se fueron retirando los productores más pequeños, debido a que Fernando Treviño era quien les proveía los insumos, desde las aves pequeñas y los diferentes tipos de alimentos, hasta los proyectos productivos para coronar la industria productora de huevo en una actividad prospera.

Independientemente de lo anterior, el miembro de la UCEN estableció que Matamoros tiene un clima ideal para la actividad avícola, principalmente porque en este sector del Estado se congrega el 70 por ciento de la producción de grano.

“Aquí lo que falta son inversionistas decididos a invertir y no tener miedo”, dijo sin tapujos.

Amando Treviño reveló que él tuvo una granja avícola hace mas de 15 años y haciendo un comparativo del encarecimiento de los insumos, hoy podría costar de tres a cinco millones de pesos instalar una graja avícola pequeña que pudiera tener toda la infraestructura necesaria y una cantidad de entre 2,500 y 5,000 gallinas ponedoras, tomando en cuenta que tan solo que la instalación de una nave industrial para esa actividad cuesta no menos a medio millón de pesos.

Señaló que es muy difícil la industria productora del huevo porque además de que pueden registrarse epidemias como la fiebre aviar, las gallinas jóvenes, de doce semanas, ponen huevos muy pequeños en comparación con las de 25 semanas de edad que están en plenitud, mientras que para las de 40 semanas se debe ir buscando un mercado para vender las que ya se consideran gallinas viejas, de tal forma que los errores de tiempo en estos casos se pagan muy caros cuando no se buscan alternativas para que no se registren grandes pérdidas.

“Aquí si hay quien pueda hacerlo, pero el problema es que estén dispuestos,… yo ya no quiero tener granja, yo tenía 15 mil aves en producción, pero es mucho trabajo y muy pocas ganancias”, concluyó.

Por: Enrique Chàvez