Imposible imaginar un mundo así, pero la actriz habló sobre su exposición
Pese al éxito cosechado en los últimos años, Jennifer Lawrence es una de las estrellas que trata de mantener los pies en la tierra lo más posible, por lo que es consciente de que su comportamiento sobre la alfombra roja puede resultar, en ocasiones, “molesto”.
“Sé que puedo ser demasiado molesta porque sobre la alfombra roja me emociono mucho, en general porque he estado bebiendo antes, y no puedo dejar de sacar fotos cada vez que se me presenta la oportunidad”, confesó a la edición norteamericana de la revista Marie Claire.
Aunque es una de las actrices más admiradas por su naturalidad y simpatía, Jennifer es consciente de que esa misma popularidad puede esfumarse de la noche a la mañana en una industria como la del cine.
“Nadie puede caer bien todo el rato. En algún momento la gente terminará hartándose de ti”, añadió.
La intérprete intenta extender la calma que muestra a la hora de hablar sobre los vaivenes de la fama a su propio comportamiento, sobre todo porque está cansada de que sus payasadas terminen convertidas en divertidas imágenes de internet.
“Es algo que intento repetirme todo el rato: ‘Tienes que calmarte de una p**a vez, no quieres acabar protagonizando constantemente gifs’”, aseguró la joven.
De hecho, este mismo desparpajo ha metido a Jennifer en problemas en más de una ocasión, sobre todo por las sinceras declaraciones que se desprenden de cada una de sus entrevistas. En su última visita al programa Late Night With Seth Meyers, no tuvo ningún problema en reconocer lo ebria que terminó en la fiesta de Madonna después de los Óscar.
“Jen confesó que estaba tan borracha que vomitó en las escaleras de Madonna, y que Miley pasó a su lado y le dijo algo del estilo ‘mantén la compostura, chica’”, declaró un miembro del público tras la grabación del programa, que aún no se ha emitido.
No es la primera vez que Jennifer hace referencia a cómo le gusta aprovechar al máximo las galas de premios a las que acude, ya contó que se emborrachó en la fiesta anterior a los Globos de Oro celebrada en el hotel Beverly Hills el pasado mes de enero. Además la noche siguiente, pudo verse a la actriz visiblemente nerviosa mientras recogía el codiciado premio, un sentimiento que achacó a la falta de alcohol.
“Necesito tomar el ritmo con las bebidas. Creo que por eso estoy tan histérica. Generalmente me da tiempo a tomarme un vaso de vino antes”, confesaba a los reporteros tras bajarse del escenario.
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