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Inició la Liguilla con un partido bien jugado e intenso. Inició la lucha por el título y Rayados de Monterrey salió con poca ventaja, pero ventaja al fin —ya que el gol de visitante es vital— al derrotar 1-0 a los Tigres en la edición 98 del clásico regio.

Monterrey fue el que mejor jugó durante la mayor parte del cotejo, por eso es poca la ventaja que se logró sacar del Tec. Humberto Suazo coronó una gran jugada en la primera parte (19’) para poner el saldo a favor, a la espera de lo que se haga el próximo sábado en el Universitario. Tigres, en la segunda parte bombardeó al rival, el gas de los Rayados se acabó, pero ahí la figura de Jonathan Orozco surgió imponente y dejó la ventaja, poca, pero ventaja al fin, a favor Rayado.

Vucetich sacó el candado y tiró la llave. La misión de Tigres será encontrarla y tiene hasta el próximo juego para encontrarla. Además, los Tigres no pudieron hacer gol como visitantes.

Una auténtica clase de ajedrez fue la que dio Víctor Vucetich a Ricardo Ferreti durante el primer tiempo. “El Rey Midas” movió sus piezas con calma y sabiduría, lo que dejó a “El Tuca” con la boca abierta, y con mucho que pensar. Su alineación marcó, en apariencia, que Rayados salió a defender, en lugar de atacar siendo local. Vucetich pobló la media cancha, pero dio la misión a su gente de ofender sin balón, de atacar desde la defensa, y el saldo fue a su favor.

Tigres no agarró la pelota, Rayados la tomó; Tigres no pisó el área rayada, Rayados la invadió; Tigres sólo vio como Humberto Suazo metió el balón en las redes a gran jugada de Walter Ayoví, Hiram Mier y César Delgado por la banda derecha (19’).

El ataque de Tigres: Lobos y Villa, no apareció. Ferreti se rascó la cabeza en busca de soluciones. La movilidad de Suazo, “Chelito”, Arellano y Ayoví, lo sobrepasó en el primer tiempo, tanto, que exhibió al “Gringo” Torres al sacarlo del campo apenas a los 30’.

Ni el cambio ayudó a Tigres. Ayoví perdonó lo que pudo ser el segundo gol rayado, con un tiro dentro del área. Villa pidió desesperado más entrega y sobre todo, más atención a su zona defensiva. Tigres se vio impotente. Al final del primer tiempo el “ole” cantado por la tribuna rayada hirió como otro gol en contra a la mancha felina, ubicada en un extremo de la tribuna del sol.

No cambió mucho el segundo tiempo, en esencia. Rayados volvió a apoderarse del balón, del campo de juego, de los tiempos, de todo lo que pisó el verde césped del Tec. César Delgado volvió a ser ese hombre que enloqueció al estadio Azul en muchas tardes. Tomó el balón en cualquier parte del campo, se quitó a cuanto rival se le vino encima y hasta mostró su evolución al no querer comerse el mundo él solo.

Pero quien tuvo más llegada fue Tigres. Lobos se levantó solo en el área y remató al ángulo derecho, justo a donde llegó Jonathan Orozco con un gran lance. Por lucha, Tigres no dejó.

Rayados salió con dos misiones en la segunda parte: hacer otro gol y provocar la expulsión de la “La Palmera” Rivas, pero el jugador se creció al castigo y se cuidó lo más que pudo de ver por segunda vez la tarjeta amarilla, se fue al ataque y remató con la cabeza, pero Orozco lució con otro lance.

La condición física mermó a Rayados y Tigres se aprovechó. Villa al fin apareció y de media vuelta mandó un fogonazo que rechazó Jonathan. Tigres bombardeó a Rayados. Ni los cambio los levantaron, cuando sacó a Delgado, Arellano y Suazo, Vucetich mandó poner el candado, y esconderá la llave hasta que el juego del próximo sábado termine.

[Central Deportiva]