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Solían ir al mismo gimnasio. Comían sobre la misma mesa y hasta viajaban juntos. Llegaron a tener sesiones de sparring sobre el enlonado del Elite MMA Academy, en Santa Fe Springs, California. Los mismos cueros por el sueño compartido de un día ser campeones del mundo. Una misma devoción a su pasión por los golpes bajo la dirección del entrenador Clemente Medina. Pero el destino los ha dividido de tal manera que ahora serán rivales este sábado.
Abner Mares (25-0-1, 13 KO) en busca de su tercer título mundial en diferente división, ante Daniel Ponce de León (44-4, 35 KO), en su primera defensa de su cetro pluma del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), mañana en el MGM Grand. Rivales mexicanos en busca de cumplir uno más de sus sueños.
“Es difícil enfrentar a alguien conocido, a alguien muy cercano. Pero sabemos que es boxeo. Ya cuando me pegue, me voy a enojar y viceversa. Cuando yo lo golpee, Daniel se me va a enojar y se va a calentar la cosa”, advierte, entre risas, Mares en charla con EL UNIVERSAL.
En 2010, Clemente tuvo la idea de subirlos al ring en un par de ocasiones para que sirvieran de sparring mutuamente. Fue la primera vez que intercambiaron golpes. Nada serio. Nunca se vieron como potenciales rivales y, hasta admiten, parecía imposible la afrenta al estar bajo el mismo entrenador y manager, Frank Espinoza. Pero este 4 de mayo dejarán abajo su estima mutua.
“En la pelea somos enemigos, vamos a tratar de ganar el combate a como dé lugar. Ya cuando acabe la pelea nos daremos la mano como amigos y hasta nos iremos a festejar juntos”, apunta Ponce de León.
El tapatío Abner no cree que esas tardes en el gimnasio de Santa Fe sean un buen referente, pues ve a un Daniel que ha madurado y mejorado su boxeo agresivo.“Daniel, fuera del ring, es una persona muy tranquila, un buen papá. Tiene a sus hijos, yo también los quiero mucho a ellos. Al final del día salimos ganando los dos por esta oportunidad de boxear aquí [en la cartelera de Floyd Mayweather]”, advierte Abner Mares.
Ponce describe a su ex compañero como una persona tranquila y amable fuera del ring. Una amistad que se distanció un poco cuando Ponce de León tomó la decisión de ya no estar más bajo la dirección de Clemente. Siguió su propio camino después de que se convirtiera en monarca absoluto, cuando el chihuahuense inició su mejor etapa como profesional.
“Tengo la experiencia de ser campeón supergallo y lo defendí siete veces. Me gusta ser monarca. Tardé cinco años para hacerlo y ahora me voy a aferrar a mi cinturón. Soy aferrado, voy a ser una guerra. Si me quieren ganar, no va a ser tan fácil”, dice sin tapujos Ponce, quien dejará las amistades en el vestidor.
[Central Deportiva]
